Año: 2024
Director: Adam Elliot
ADVERTENCIA: Aunque trataré de mantenerlos al mínimo, esta reseña contiene spoilers.
ADVERTENCIA 2: No es una película para niños.
Memorias de un Caracol se sitúa en Australia y sigue la vida de Grace, una chica nacida del matrimonio de una mujer australiana con un artista callejero francés en los años 70, ella y su gemelo Gilbert viven trágicos eventos en sucesión, unos que conectarán contigo más que otros pero definitivamente tristes, pese a eso, te darás cuenta de que existe un fuerte mensaje de optimismo que, presentado con una excelente animación, un diseño peculiar de personajes y una trama muy rica, hacen de la película una para los clásicos. Si lo que buscabas era una recomendación, ahí la tienes. Disfruta de la peli.
Ahora que, si eres de las personas que ya la vieron y que, como yo, has quedado conmocionado y gustas comentarla, ¡bienvenido! Estás por ser bombardeado por un montón de reflexiones sobre diversos elementos que hacen de esta una gran película y, como la película misma, comenzaré con Pinky, ¡Carajo! Gran personaje, Pinky es esa amiga amorosa, confiable e inteligente que queremos darle como balance a Grace, la protagonista, quien sufre la muerte de su madre en el parto, nacer con labio leporino, acoso escolar por ese mismo hecho y, una relación terriblemente tóxica a la que también le dedicaremos unos minutos. Pinky es una mujer mayor que a pesar de haber nacido en condiciones también tristes, vivió una vida extraordinaria gracias a una actitud de guerrera imbatible, un corazón generoso que conecta con el corazón en pena de Grace. Pinky consumía cannabis, bailaba tap y usaba unos lentes bastante gruesos que le tapan buena parte de su cara llena de arrugas; tuvo dos esposos, uno muere atravesado por un cuchillo al tropezar y caer sobre el lavavajillas y el segundo, es devorado por un cocodrilo en unas vacaciones por Australia, claro que la película lo presenta de una forma muy graciosa pero no puedes evitar pensar lo duro que debe ser para alguien perderse de la oportunidad de vivir algo que tanto anhelaba, una vida en pareja, no que todas las personas quieran eso, pero ella sí, al punto de intentarlo dos veces. Regresaremos a Pinky de vez en cuando, pero abordaré a los otros personajes bajo subsecciones para no divagar tanto.
La ilusión de la modernidad
¿Qué demonios quiere decir vivir en la modernidad? Por supuesto que la manera estricta de definirlo es simplemente la de vivir en la situación material más actual, y eso es todo, es decir, que los sorprendentes avances tecnológicos y su yuxtaposición a los severos atrasos sociales son ambos, parte de vivir en la sociedad moderna. Tras la muerte de su amoroso, pero desdichado y alcohólico padre, Gilbert, el hermano gemelo de Grace y su eterno protector contra los bullies, fue enviado al otro lado de Australia y adoptado por una familia de granjeros de manzanas que no era religiosa, sino extremista – un culto, y como todo culto, le hace la vida imposible a los que son diferentes, Gilbert creció admirando a su padre malabarista cuya carrera fue cortada de tajo por un conductor ebrio que lo deja parapléjico. El sueño de Gilbert era el de convertirse en un artista callejero por lo que le obsesionaba jugar con fuego e intentar trucos con gasolina, trucos en los que Grace se hacía su cómplice -a su nueva familia, esto no les causaba la menor gracia y lo calificaban de poseído. Lo obligaban a trabajar jornadas forzadas en la granja, le pegaban imanes en el cuerpo que para curar su alma y cada centavo que le pagaban, lo hacían regresarlo en forma de limosna “para Jesús”, a pesar de sus intentos de ahorrar para huir con Grace, nunca pudo hacerlo, pero su familia adoptiva tampoco pudo romper su espíritu, por más que le hicieron comer carne a pesar de ser vegano. Gilbert sabía de la hipocresía de sus padres adoptivos, se daba cuenta de que el padre usaba las limosnas para ir a comprar alcohol y beberlo detrás de la iglesia, como queriendo esconderse de los ojos de su versión vengativa de Dios. Gilbert solo podría escapar de esa vida muriendo, y así lo hizo. Incluso en una sociedad moderna, se permite que el extremismo religioso dicte las vidas de inocentes que buscan alivio espiritual pero que reciben fraude abuso y muerte.
La persistencia del trauma
La película aborda diversos tipos de trauma y no cabe la menor duda de que marcan tremendamente la vida de los personajes, Gilbert fue abusado sexualmente por el tipo que le regalaba fuegos artificiales a cambio, a Grace le llamaban “Cara de conejo” y la alejaban simplemente por cómo se veía, presenció las palizas que le daban a su hermano por intentar protegerla, estuvo presente cuando muerte su padre a quien no pudieron darle un entierro digno por la pobreza en la que estaban sumidos, además, su fallecimiento desencadenó que fuera separa de su hermano al ser puestos en adopción en extremos opuestos del país. Este cúmulo de situaciones traumáticas la dejaron débil e incapaz de ver las cosas con el mínimo optimismo, su único consuelo era la correspondencia que mantenía con su hermano. Sus padres adoptivos conociendo buena parte de la situación de Grace, trataron de darle un hogar amoroso en lo mejor de sus capacidades, pero su manera de ayudarle a sanar fue principalmente dándole libros de autoayuda y constante refuerzo positivo, no digo que esto por sí solo sea necesariamente negativo, sin embargo, hoy sabemos que la terapia psicológica es necesaria para el largo camino a la recuperación, a diferencia de los libros de autoayuda, el apoyo psicológico profesional trae resultados duraderos. Olvidé contarles que los padres adoptivos la hicieron ir a un grupo de autoayuda donde le atrajo un instructor pero pronto se dio cuenta de que le coqueteaba a otras chicas haciendo que se recluyera todavía más.
Lo más positivo que le pasó a Grace fue encontrarse con Pinky, escuchar sus historias, presenciar su actitud rockstar, su tremenda bondad y resistencia frente a la adversidad, inspiraron a Grace a unirse a ella visitando a ancianos enfermos para brindarles el contacto humano que los hacía sentirse vistos de nuevo. A pesar de esa labor, el peso de la depresión permanecía con ella. Grace anhelaba perder su virginidad y se había acercado a literatura erótica para lidiar con su entendible frustración sexual. Ahí es cuando conoce a Ken, su nuevo vecino, un reparador de electrodomésticos, presentado como a cosa más sexy a la que se puede aspirar en un pueblo como en el que vivía Grace. De inmediato establecieron una relación amorosa y todo parecía ir genial, la comprendía, le hacía malteadas y salchichas todos los días y además de que se volvía loco por el cuerpo de Grace tomándole fotografías desnuda. Ustedes y yo sabemos que la obsesión con el cuerpo de Grace, el darle salchichas y malteadas diario, son señales de alerta, señales que quizá ella reconocía, pero los comportamientos derivados del trauma hicieron que las ignorara y que continuara la relación al punto de casarse con él. Vivir con trauma requiere apoyo profesional importante y, aunque poco a poco se ha vuelto más común ir a terapia, muchos se niegan a recibir ayuda, otros no saben que la necesitan y de esos últimos, la mayoría no tiene los recursos para pagarse las terapias. Sí, esta reseña también te recuerda que vivimos deprimidos y traumados gracias al capitalismo.
Un día antes de su boda, Grace, recibe por mensajería una caja que contiene una carta y una urna con las cenizas de su hermano Gilbert, la carta describía las circunstancias de su muerte narrada por su madre adoptiva, aquella que lo obligaba a comer carne, la que lo castigó rompiendo la caja de música que guardaba como recuerdo de su madre, la que lo explotaba y lo trataba como basura. Ahí es donde se mezcla el llorar de coraje y llorar de tristeza, Gilbert fue descubierto besándose con uno de sus hermanos adoptivos detrás de la iglesia (de nuevo, a espaldas de su Dios), fue torturado con electroshocks para expulsar al demonio, tras escapar de la tortura huye hacia la iglesia para quemarla, ahí es donde muere calcinado. Grace de nuevo se desploma y se hunde en el arrepentimiento, rodeada de cosas estúpidas cuando pudo haber juntado ese dinero para ir a ver Gilbert, su prometido trata de animarla con más salchichas y malteadas, es aquí cuando Grace descubre por casualidad un álbum con fotografías de ella, dándose cuenta por fin de las intenciones reales de Ken. Aquel golpe, sumado a lo que le pasó a Gilbert fue especialmente duro, pero ¿quién estuvo ahí? Pinky. Se quedó junto a ella dándole cariño, ayudándole a regresar a su peso, a retomar su rutina y a trabajar para alejarse del sufrimiento.
Los destellos en la obscuridad
¡Qué vida la de Grace! Entre toda la tragedia que es su vida, claro que hay luces que contrastan pese a que cada personaje vivía una lucha interna terrible contra la tristeza y la ira:
El padre de Grace se refugiaba en el alcohol, pero también era muy amoroso, jugaba con sus hijos, los llevó a tener un día inolvidable en un parque de diversiones y les inspiró con la pasión que tenía por el malabarismo y por la animación en stop motion.
Gilbert luchaba con la rabia de vivir en un hogar sin dinero y cuidando a una hermana a la que hostigaban constantemente, pero él se consolaba mostrándole cariño a su familia, con sus sueños de ser un gran artista callejero y más tarde, con la ilusión de ahorrar cuanto pudiese para ir a ver a su hermana.
Grace cargaba con mucho trauma, pero consiguió empleo en la biblioteca, se hizo amiga de una persona bellísima, cuidaba a sus caracoles y de sus cuyos e incluso se enamoró.
Pinky que había tenido una niñez miserable y que enviudó dos veces, reconoció en Grace la necesidad de amor, se dedico a dárselo y a hacerla su cómplice en todo, la sumó a su equipo de caridad, la llevó a hacerse un permanente al salón de belleza y cuando un tipo ofendió a Grace en la calle, Pinky le gritó, “¡HIJO DE PUTA!”, definitivamente Pinky era la voz del espectador, dándole a Grace los abrazos y el amor que uno desde fuera de la pantalla hubiera querido dar, #MerecemosUnaPinky, #SéComoPinky. Incluso tras morir, Pinky tuvo hermosas e importantes lecciones que darle a Grace quien, tras leer la carta de despedida de su única amiga en la vida, continuó adelante persiguiendo su sueño de hacerse cineasta y de crear animación en stop motion como lo hizo su padre.
¿Sobre el final? Esa es de las mejores partes, pero la dejaré intacta para que la vivas al ver la película como debe ser.
